Emprender un negocio no es tarea fácil. Existen tantos factores que requieren de nuestra atención. Si no hacemos lo necesario para atenderlos todos oportunamente, podríamos estar lastimando la salud de nuestra recién nacida empresa.
Más allá del descuido, existen graves errores que pudiéramos estar cometiendo sin darnos cuenta. Cuando las consecuencias se manifiestan claramente, ya es muy tarde.
Veamos varios de los errores más comunes al emprender un negocio, sea cual sea la industria.
- Restarle Importancia a la Tecnología: Los negocios exitosos de hoy en día sacan enorme provecho a las herramientas tecnológicas. No hacerlo, supone un gran atraso. Si eres de la vieja escuela y consideras la tecnología muy complicada para ti y tu negocio, estas cometiendo un error enorme. No solo estas desaprovechando maravillosas herramientas, sino que también le estas permitiendo a tu competencia estar pasos completos por delante de ti.
- Descuidar el Marketing: ¿Piensas que el marketing vendrá luego que tu negocio esté bien establecido? Te equivocas. El marketing es uno de los ámbitos que debemos atender desde el día uno. Las ventas dependen de ello. Mientras más temprano empieces a construir tu marca y a acercarte a tus clientes, más rápido se reportarán ganancias.
- Obsesionarte con tu Idea: Muchas veces emprendemos fijados con una idea en particular. Las circunstancias del momento permiten que esta idea se desarrolle con normalidad, pero pasadas las semanas, las circunstancias cambian, demandando que la idea también cambie para poder adaptarse. Quienes tienen la cabeza cuadrada y no atienden razones, luchan contra la corriente y defienden los detalles originalmente de la idea de negocios. Esto genera pérdidas de tiempo y dinero que, muchas veces, terminan en cierre del negocio antes de reportar ganancias.
- Ignorar toda Crítica: Este error está muy relacionado con el anterior. Ser “cabeza cuadrada” e ignorar todo consejo, crítica y sugerencia resulta ideal si queremos que nuestro negocio muera joven. Existirán muchas críticas destructivas y poco nutritivas que necesitarás ignorar. Pero aquellas que aporten valor, deben ser escuchadas y consideradas con seriedad. Aprende a diferenciar unas de otras.
- No Contratar Servicios Legales: Descuidar la parte legal de nuestro negocio puede causar problemas irreparables a largo plazo. Muchas veces, en el furor de iniciar con lo que nos apasiona de nuestra nueva empresa, nos saltamos la parte de contratar un buen servicio legal que cumpla con las exigencias naturales impuestas por las leyes donde se establezca el negocio. También resulta enormemente contraproducente querer hacerlo tu mismo, cuando no posees el conocimiento ni la autoridad profesional que hace falta.
- Esperando el Momento Perfecto para Lanzar el Producto: No existe un momento perfecto. Las circunstancias nunca se alinearán a tu favor para dar una prosperidad jamás imaginada a tu compañía. Como emprendedores, debemos ir más allá de las ilusiones juveniles de que el universo nos debe algo. Al contrario, tenemos que estar listos para actuar tan pronto sea posible y trabajar con los factores en contra. Si fundas un negocio y esperas el momento “ideal” para lanzar tu producto, puede que nunca llegue. Puede que hagas desangrado la empresa financieramente antes de anunciar ese “producto de ensueño”. Estudia el mercado y toma la decisión más racional que encuentres. Si vas a esperar, que exista una buena razón.
- Arrancar sin un Plan de Negocios: Quienes subestiman la utilidad de un plan de negocios, definido y trazado, suelen arrepentirse rápidamente. El plan de negocios existe para ser usado. Si pretendes empezar un negocio sin uno, ya estas cometiendo un error garrafal. Esta herramienta gerencial te da la capacidad de prever problemas y proyectar estrategias para conseguir resultados serios.
- Tener un Presupuesto Limitado: Ser tacaño no sirve de nada cuando se empieza un nuevo negocio. De hecho, es contraproducente. Se debe tener una buena reserva de dinero al momento de comenzar, pues los retos son abundantes y muchas veces llegan sin avisar. Si no se trata de tacañería, sino de problemas económicos, existen alternativas. Busca un préstamo bancario o un inversor que aporte los recursos necesarios.
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